ODA A LA LLUVIA MARINA ( Pablo Neruda )



El ave grande cruza
entre agua y agua,
el cielo
se deshoja
llueve
sobre el océano de Chile.
Dura
como roca ondulada
el agua madre
mueve
su barriga
y como desde un pino
en movimiento
caen agujas verdes
desde el cielo.
Llueve
de mar a mar,
desde los archipiélagos
hasta las osamentas amarillas
del litoral peruano,
llueve,
y es como flecha el agua
sin flechero,
la transparencia
oblicua
de los hilos,
el agua dulce
sobre el agua amarga.
En
el azul mojado,
ceniciento,
baila el albatros
en el aire puro,
nave orgullosa, clave
de la ecuación marina.
Y agitado
las plumas
en la lluvia
la nevada paloma estercoraria,
la golondrina antártica,
el pájaro playero,
cruzan las soledades,
mientras
las olas y la espuma
combatiendo
rechazan y reciben
la inundación
celeste.

Aguacero
marino,
por tus hebras
fué bruñido y lavado
como un navío
el mundo:
la partida
se prepara en la costa,
chorros
de fuerza transparente
limpiaron la estructura,
brilló brilló la proa
de madera
en la lluvia:
el hombre,
entre
océano
y cielo,
terso, en la luz del agua,
terminó su aspereza,
como un beso en su frente
se deshojó
la lluvia
y una racha
del mar,
una ola aguda
como un erizo de cristal salado
lo retiró del sueño
y retiró con sal su desafió
Aguas, en esta hora
de soledad terrestre,
activas aguas puras,
parecidas
a la verdad, eternas,
gracias
por la lección y el movimiento,
por la sal tempestuosa
y por el ritmo frió,
porque el pino del cielo
se deshoja
cristalino, en mi frente,
porque de nuevo existo,
canto, creo,
firme,
recién lavado
por la lluvia marina.


Pablo Neruda

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