En un lejano país, largo y flaco al fin del mundo, vivía un niño de nombre Guillermo, su vivienda estaba a orillas del mar, el vivía en una isla, el tenia una pecera donde solamente tenía un pez, que era su regalón, el niño era hijo único, no tenía hermanos, todas sus penas y alegrías se las contaba a este pez que lo había bautizado como Roberto, cuando le iba bien en el colegio y se sacaba buenas notas se la contaba a su pez, cuando lo retaba su mama por alguna maldad que había cometido, lloraba junto a él, le contaba que le iba a pedir al viejito pascuero para navidad, que iba a ser cuando grande, siempre le decía voy a ser marino, y seré el capitán y el pez parecía que le entendía y se daba vueltas muy rápidas y saltaba en la pecera.
Pero un día en su país hubo un gran terremoto, y se formó una gran ola que llegó a su isla, sintió la alarma en su isla que sonaba y sonaba, sus padres salieron arrancando junto al niño pero con el susto olvido su pez, ya a resguardo de la de ola y más sereno recordó a su pez y quiso volver a buscarlo pero sus padres se lo impidieron, lloro y grito se soltó de la mano de sus padres y corrió a buscar a su pez pero su padre lo alcanzó justo cuando la ola se retiraba y pudo ver cuando la ola se llevaba su casa no había nada que hacer, había perdido su pez y su casa, pasaron los días, y el niño iba todos los días a la orilla del mar haber si encontraba a su pez, a veces subía al bote de su padre haber si podía verlo, recorría la playa de piedra pero nada el pez no aparecía, su tristeza era inmensa, no quería comer ni ir al colegio había adelgazado mucho, lloraba todo el día.
Pero un día lloraba amargamente en unos roqueríos entre el medio de las algas apareció el pez, grito, lloro nuevamente, lo llamo Roberto, Roberto, aquí estoy, el niño se metió al agua y puso sus manos en el mar y el pez suavemente se subió a ellas, corrió hasta su casa tomó un balde que lleno de agua de mar y lo puso ahí.
Les contare que el pez después de la gran ola se quedó a la orilla del mar ya que el mar estaba embravecido y se refugió entre unas rocas, después de algunos días el mar se calmó y quiso internarse en el mar para volver a su hábitat, pero vio al niño que todos los días iba hasta la playa y los roqueríos llorando a buscarlo, no pudo soportarlo y quiso volver con el.
Los años pasaron y el niño creció y comprendió que el pez no tenía que estar ahí y conversó con él diciéndole Roberto: me has acompañado en mis tristezas y alegrías, cuando estuve enfermo y cuando me fue mal en el colegio, cuando llore y cuando reí, tu sabes que te amo pero tienes que partir, te echaré de menos, y llorare por ti pero ese es tu mundo, llevó la pecera hasta donde lo había encontrado y dándole un beso le dijo vete Roberto el mar es tuyo ve con ellos y se feliz, el pez parece que había comprendido lo que le había dicho Guillermo y dando un gran salto se internó el en el mar.
Pasó el tiempo y se fue a estudiar al continente y después volvió como tantas veces había vuelto a su isla pero volvía vestido de marino había cumplido su sueño que una vez le contó a Roberto y estando de guardia en el barco frente a su isla mirando el mar una noche de luna vió que cientos de Robertos rodeaban el barco, y lágrimas cayeron al mar.
Autor
JORGE BAEZA MALATRASI ( JOBAMA )