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CHILE


NO A LA CAZA DE LA BALLENA - NO AL MALTRATO DE LOS ANIMALES - PROTEJAMOS NUESTRA FAUNA SILVESTRE Y MARINA - CUIDEMOS EL MEDIO AMBIENTE - CUIDEMOS EL AGUA-RECICLEMOS - CONSERVEMOS NUESTRO PATRIMONIO.
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CUENTO ( El Mote en el Faro del Fin del Mundo ) autor Jorge Baeza Malatrasi ( Jobama )



Todo comienza cuando fui asignado a uno de los faros del fin del mundo en la zona más austral de mi país, me embarque en uno de los buques con destino a mi faro, junto a otros compañeros de la especialidad, dos llegábamos a ese faro y dos se iban, el total era de cuatro fareros, desembarcamos con mucha dificultad ya que el mar estaba muy picado.
Tuvimos varias horas de faena, desembarcando víveres, balones de gas, tambores de combustibles para los generadores de corriente y bultos en general, la dotación saliente se embarcó, el saludo de despedida y el patrullero se alejó lentamente, a dejar otras dotaciones a otros faros, el mar se había embravecido más.
El jefe del faro era un sargento, me entrego mi camarote y estante con su inventario correspondiente, el otro integrante del faro era un cabo segundo. 
Traje todas mis pertenencias y mi uniforme colgándolas en el casillero, posteriormente estaba haciendo la cama cuando sentí el llamado del kuki ( cocinero ) llamando a cenar, tenía un hambre de los mil demonios, como recién llegados nos tenían algo preparado para nuestra bienvenida, le agradecimos el gesto y nos presentamos, yo era el más chiporro ( nuevo ) de todos, cenamos y tuvimos una amena charla, después el sargento nos dijo: vayan a acostarse muchachos, ya que deben esta muy cansados con el viaje y la faena de descargue que fue muy pesada, ya que mañana hay que levantarse temprano, dimos las gracias y nos fuimos a dormir a nuestros camarotes.
Desperté muy temprano, había un viento muy fuerte y llovía, me levanté y me presente ante el sargento Rojas, tomamos desayuno y después el suboficial nos enseñó el faro y todas las dependencias que no eran muchas, y nos asignó los trabajos del día. Hacía un frío terrorífico. 
En los faros se realizan labores de control de tráfico marítimo, para saber donde se encuentran navegando los buques y poder brindar la seguridad a la navegación y un apoyo en caso de ser necesario. Se hacen informes meteorológicos cada tres horas; inventarios, documentación, mantención y reparación, como las tareas que surgen cada día y tambien se hace soberanía.
Pasaron algunos días y una noche donde había una tempestad tremenda, el anemómetro del faro registraba entre 125 y 130 nudos, o sea, sobre los 200 km/h la aguja estaba pegada en el extremo de máxima intensidad, además de una lluvia torrencial.
Me estaba acostando cuando mi puerta se abrió y se cerró fuertemente, pensé alguna ventana estaba abierta  y se colaba el viento, me fui hasta la puerta pero no había nadie y no se sentía que llegara viento de ningún lado, me fui a mi cama y me acosté, pensé no sería una talla de mis compañeros como yo era el más mote ( pequeño, nuevo ), bueno el cansancio me llevó a quedarme dormido.  
Al otro día al desayuno miré uno a uno a mis compañeros haber si había alguna sonrisita burlona o algo que delatara la talla de la puerta, pero nada indico algo por lo el estilo, pasó el almuerzo y tambien mire a cada uno, pero nada, después de haber hecho las labores diarias, llegó la hora de la cena, hice lo mismo, mire a cada uno de ellos haber si algo aparecía, pero nada, el cabo Sanhueza me dijo: que pasa Morales, usted nos ha estado observando desde la mañana hasta ahora, le pasa algo, me sonreí y le dije nada y volví a sonreír, hable con confianza me dijo el cabo, acá todos somo uno, igual que los tres mosqueteros, ¡ uno para todos y todos para uno ¡ , así es afirmó el sargento con la cabeza, bueno dije anoche cuando me estaba acostando mi puerta se abrió y se cerró violentamente y fui a mirar y no había nadie, pensé que me habían hecho una talla, el sargento y el cabo se largaron a reír, eso era me dijo el cabo, así es afirme, mire Morales esto es normal aquí en el faro, no tiene que tener miedo, aquí nos acompaña Sotito por algún tiempo, le contaré lo que aquí pasó, un día llego al faro una cuadrilla de maestros a hacer unas reparaciones mayores a este faro hace algún tiempo, un maestro de apellido Soto, hombre muy trabajador y tranquilo, después de trabajar todo el día se iba a observar la fauna del sector donde habían unas pingüineras, lobos marinos y una que otra ballena que pasaba lanzando su característico chorro de agua, tambien el maestro le hacía a la pesca y era muy cariñoso con nuestra mascota Espuma que a veces lo acompañaba, hombre muy callado y de pocas palabras.
Una tarde nos dijo me voy de pesca, cuidado Sotito le dijeron la mar está un poco brava y las olas son cada vez más grandes, se avecina una tormenta, no se preocupen, tiro un par de anzuelos y me vengo, pasaron las horas y Sotito no llegaba, se estaba oscureciendo y la tormenta arrecio, salimos a buscarlo, pero el viento era tan fuerte que no avanzamos nada, lo llamamos a ver si nos escuchaba pero nada, alumbramos con nuestra linternas para ver si lográbamos verlo, pero fue imposible ubicarlo, tuvimos que volver ya que el viento nos botaba, Sotito no llegó esa noche.
Al otro día había amainado un poco la tormenta y salimos muy temprano a buscarlo gritando por aquí y por alla, no había respuesta, hasta que nuestra mascota Espuma empezó a ladrar desde unos roqueríos, corrimos hasta alla, pero no estaba Sotito, solamente encontramos el picarón que usaba para pescar que estaba enredado en una roca, el lugar era muy peligroso, probablemente resbalo o una ola lo alcanzó y cayó al mar, corrimos hasta el faro para comunicarle al jefe lo ocurrido y el jefe ordenó lanzar un bote al agua y recorrer el lugar donde podría haber caído al agua, pero después de algunas horas recorriendo el lugar no se encontró nada. Algunos días se siguió su búsqueda pero nunca se encontró nada.
Bueno, días después, su espíritu se hizo presente cerrando y abriendo puertas, al encender el fanal y a veces Espuma mueve su cola sin ninguna razón. Sotito está presente y estará presente por siempre en todas las dotaciones del faro.

JOBAMA

Este cuento está basado en experiencias de los fareros de mi país, especialmente en los que han estado en la zona austral.
Un saludo a todos ellos, y mi homenaje para todo el personal que trabaja con mucho esfuerzo en todos los faros de Chile.



El corazón de un farero no late " destella " al igual que el fanal que en medio del temporal guía a los navegantes en los recónditos apartados de nuestra Patria.