Un cura sin saber cómo,
Llegó a las puertas del cielo,
Tocó la aldaba de bronce,
A abrirle vino San Pedro:
" Si no me dejas entrar
Te corto los crisantemos ".
Con voz respondióle el santo
Que se parecía al trueno:
" Retírate de mi vista
Caballo de mal agüero.
Cristo Jesús no se compra
Con mandas ni con dinero
Y No se llega a sus pies
Con dichos de marinero.
Aquí no se necesita
Del brillo de tu esqueleto
Para amenizar el baile
De Dios y de sus adeptos.
Viviste entre humanos
Del miedo de los enfermos
Vendiendo medallas falsas
Y cruces de cementerio.
Mientras los demás mordían
Un mísero pan de afrecho
Tú te llenabas la panza
De carne y de huevos frescos.
La araña de la lujuria
Se multiplicó en tu cuerpo
Paraguas chorreando sangre
¡ Murciélago del infierno ! "
Después resonó un portazo,
Un rayo iluminó el cielo,
temblaron los corredores
Y el ánima sin respeto
Del fraile rodó de espaldas
Al hoyo de los infiernos.
Nicanor Parra ( chileno )