Han abierto las flores
silvestres de Isla Negra,
no tienen nombre, algunas
parecen azahares de la arena,
otras
encienden
en el suelo un relámpago amarillo.
Soy pastoral poeta.
Me alimento
como los cazadores,
hago fuego
junto al mar, en la noche.
Solo esta flor, solo estas
soledades marinas
y tu, alegre,
y simple como rosa de la tierra.
La vida pidió que combatiera
y organice mi corazón luchando
y levantando la esperanza:
hermano
del hombre soy, de todos.
Deber y amor se llaman
mis dos manos.
Mirando
entre las piedras
de la costa
las flores que esperaron
a través del olvido
y del invierno
para elevar un rayo diminuto
de luz y de fragancia,
al despedirme
una vez mas
del fuego,
de la leña,
del bosque,
de la arena,
me duele dar un paso,
aquí
me quedaría,
no en las calles.
Soy pastoral poeta.
Pero deber y amor son mis dos manos.
Pablo Neruda.