EL CONSCRIPTO
Le sucedió a un muchachito
el nombre no viene al caso
de dieciocho años escasos
de presumido el mocito.
Y a pesar de los escritos
que presentó el abogado
por un año lo mandaron
a vestirse de conscripto.
La madre se desmayó
y las hermanas lloraron
el día que comprobaron
que el doctor no lo salvó.
Y él que siempre se peino
con jopo y a dos cepillos
le pasaron el rastrillo
y sin melena quedó.
Se acabó la carne dura
y que esto me hace mal
y que tiene poca sal
a mi no me den verduras.
Porque apretar la cintura
un día se puede hacer
pero al trote y sin comer
se acabaron las posturas.
Empezó a comprobar
que el sol sale temprano
que el cafecito en la cama
para hacerlo levantar.
Nadie lo va despertar
porque allí, allí no está la madre
que te recuerde que es tarde
que es hora de trabajar.
Allí aprendió que el teniente
no es ese de bigotito
que anda con el autito
para ver la del frente.
Porque ese de repente
con el grito " cuerpo a tierra "
hasta Colón te recuerda
descubriendo el continente.
El no estaba acostumbrado
a tener que obedecer
y menos tener que ser
el chico de los mandados.
Pero sargentos y cabos
le sacaron en tres días
el cansancio que tenía
en el cuerpo acumulado.
El sol le tostó la cara
y de tanto sobre el hombro
fue notando con asombro
que el fusil ya no pesaba.
Las manitos delicadas
se le pusieron callosas
y hacía sonar las baldosas
cada vez que se cuadraba.
Entonces llego a querer
hasta el sargento primero
y fue el teniente un compañero
que lo hacía obedecer.
Sin hacerlo comprender
de que era un superior
y sin notarlo sintió
cariño por el cuartel.
Y fue una tarde cualquiera
que volviendo del campito
transpirado, tostadito
levantada la visera
sintió nacer esa fiera
que escondemos en el pecho
cuando en el mástil derecho
vio flamear nuestra bandera.
Con el azul de los cielos
y su estrella solitaria
la nieve de las montañas
el rojo de los copihues
y su sangre araucana.
Es que a veces no podemos
entender nuestro sentir
porque es difícil medir
hasta donde la queremos.
Pero por dentro sabemos
que hasta el alma se agiganta
cuando pasa la azul, roja y blanca
con los colores chilenos.
Héctor Gagliardi ( argentino )
Adaptación.
Héctor
Gagliardi nace en el barrio Constitución de la ciudad capital Buenos
Aires, viviendo su infancia y juventud en el barrio San Telmo. Hincha de
Racing Club.
Destacado poeta, recitador y letrista de tango, conocido por sus poesías y textos en lunfardo ( Jerga de delincuentes )
Recitó
por primera vez en un bar de la cortada Carabelas, era un centro nocturno
tanguero. Esa misma noche lo escuchó un productor y lo llevó a Radio
Belgrano, donde recitó sus poemas en el programa de Jabón Federal,
alcanzando un gran éxito popular.
Falleció el jueves 19 de enero de 1984 en Mar del Plata, provincia de Buenos Aires, víctima de un infarto agudo del miocardio.
Qué genio un gran poeta
ResponderEliminarCon cariño para los chiquillos que cumplían la conscripción militar en Putre.
ResponderEliminarHermoso !!!
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