El Turranor partió en septiembre del 2010 desde Mónaco y regresó a su punto de partida, después de recorrer 585 días de navegación.
A bordo todo funciona gracias al sol, desde el motor hasta los computadores, y la calefacción del agua.
Su construcción demoró un año y medio, con un costo de 15 millones de euros.
Para pilotear este catamarán fue necesario contar con un mínimo de sol, por eso esta nave viajo lo más cerca del Ecuador.
Su tripulación quiso dar a conocer las posibilidades que tienen fuentes renovables a la hora de abastecer de energía a todo nuestro planeta.
Este es un mensaje para todos los políticos del mundo de que la energía solar puede reemplazar de alguna manera a los combustibles fósiles hoy existentes, y superar la crisis ecológica que estamos viviendo en nuestros días. Gracias a las nuevas tecnologías y nuestros conocimientos podemos mejorar nuestra eficiencia energética y promover las energías renovables.