Había una vez un pintor que vivía a orillas del rió Maule, casi en la desembocadura del rió, en la ciudad de Constitución, este pintor le gustaba ir mucho a la " piedra de la iglesia ", ( rocas labradas por la acción erosiva del mar, cuyas cavernas y formas han generado el nombre a una de ellas, como piedra de la iglesia ), para dibujar y hacer bocetos del lugar, una mañana muy soleada, internándose por una de sus cavernas, divisó a lo lejos algo que se movía no se podía ver con claridad ya que con la rompiente de la ola se formaba una pequeña bruma, pero al acercarse más, sus ojos no podían creer lo que estaba viendo, sentada en una de estas cavernas había una sirena peinando su cabello, se quedó muy quieto para que ella no lo viera, y la observó por largo rato, después se dispuso a hacer un boceto de esta bella sirena.
Llegando a su casa se dispuso a pasar el boceto a una tela, trabajo varias semanas en la pintura, así como visitaba la caverna donde había visto la sirena, pero no la volvió a encontrar.
Terminada su obra se encaminó con ella bajo el brazo hacia la piedra de la iglesia, para ver si encontraba nuevamente a la sirena y poderle mostrar su cuadro, pero el pintor nunca volvió a su casa, solamente encontraron a su cuadro flotando en el mar y la pintura había desaparecido, la tela se encontraba en blanco como si nunca alguien hubiera pintado en ella.
Lo habitantes del lugar que conocían al pintor dicen que la sirena se enamoró del pintor al ver su rostro en esa pintura y se lo llevó al fondo del mar, otros dicen que se enojó al ver su rostro en la pintura y una ola se lo llevó mar adentro.
Lo cierto es que muchas personas, van a la piedra de la iglesia a ver si algún día ven a la sirena y al pintor en una de sus cavernas.
JoBaMa