Un marinero acudió al registro civil y solicitó que si le podían localizar a su esposa. Contó que se había separado a los dos días de haberse casado, hacía casi 25 años, y que jamas se habían vuelto a ver, desde entonces.
Le preguntaron si quería obtener el divorcio, y el marinero respondió: No, no, no nada de eso. Estaba pensando que seria bueno reunirnos para celebrar nuestras bodas de oro.
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