Era una vez un pescador que vivía en una pequeña caleta, de esta costa nuestra, el tenia un pequeño bote, su esposa y dos hijos, un niño y una niña, vivía en una pequeña casita a la orilla del mar, la cual le había costado mucho construir, su vida era apacible, pero muy sacrificada, tenía que levantarse de madrugada para salir a la pesca y también a veces le tocaba salir en la noche, para amanecer en el mar. Luchó contra los inviernos largos y fríos que calaban los huesos, contra las tempestades y el mar embravecido, naufragó infinidades de veces, muchas de estas lo dieron por perdido, pero él aparecía maltrecho, mojado, abatido, con sueño, pero en su mente estaba esa ilusión y volvía nuevamente a empezar.
Desde que nació su primogénito él tenía una ilusión que su hijo tenía que ir a la universidad, que no iba a ser como él, un simple pescador, por eso se sacrificaba día a día, noche a noche, para él esa era su meta, lograr que su hijo terminara sus estudios y entrara a la universidad y lograra ser todo un profesional.
Fue así como pasaron los años y su hijo avanzaba en los estudios, era un niño bueno y estudioso, terminó sus estudios secundarios y entró a la universidad, el primer año fue de alegrías buenas notas, contaba el día a día de su universidad, el contacto con sus compañeros, los profesores etc.
Pero ya el segundo año fue viendo ese padre como su hijo iba cambiando semana a semana, no era el mismo joven que había mandado a la universidad, cada vez que volvía a su casa notaba los cambios que para él un simple pescador lo hacían reflexionar, los años pasan inexorablemente y la pesca cada vez más escasa, cada día se le hacia mas pesado salir a la pesca, pero él seguía en su lucha que tenía que ganar más, el poco dinero que lograba recolectar con las pesca se le iba en matrícula, locomoción, libros, fotocopias, mensualidades, optó por una beca, pero no se la dieron, el no se daba ningún placer, toda su vida fue trabajo y trabajo, con una meta fija en su cabeza su hijo tenía que terminar la universidad y ser un profesional.
Cada año que pasaba la distancia entre padre e hijo se iba ampliando, ya no había tema de conversación, ya no era el niño alegre, simpático amoroso, risueño, cariñoso, como cuando iba al colegio, se había vuelto mal genio, pesado, irritable, no le llamaba nada la atención, solamente sus amigos.
Llegó el día en que se recibió y se graduó con excelentes notas su título: Ingeniero en Pesca.
Empezó a trabajar en pesqueras por algunos años, ganando un buen dinero, pero su aporte a la casa era nulo, el por supuesto seguía viviendo en la casa de sus padres, ya que ahí tenía de todo, pero no aportaba con ningún dinero para la mantención de ésta, siendo que el dormía, desayunaba, comía, su madre le lavaba sus ropas pero su aporte era cero, su sueldo supera enormemente las entradas de su padre, pero él era ciego y sordo.
Su padre callaba y su madre le recordaba que había que pagar agua, luz gas etc etc., el se enojaba y tiraba de vez en cuando un par de billetes.
Pero un día se pudo insolente con su madre y esta no acepto más sus insultos y malos tratos y lo echó de la casa, esto se veía venir, el ambiente en casa se había puesto muy denso.
Su padre ya entraba en los 65 años de vida, cada día le costaba más salir a la mar para costear los gastos de la casa y llevar el sustento a su modesto hogar.
Paso mucho tiempo que no supieron de su hijo, pero un día apareció por la casa diciéndole a su padre : te vengo a ofrecer trabajo me he independizado quiero que trabajes en mi empresa pesquera, no te puedo pagar mucho pero te necesito, necesito un hombre de confianza, el padre calló, el sueldo que le ofrecía era miserable, menor a las entradas que él podía conseguir, pero el padre reflexiono internamente y pensó él me necesita, seguramente me voy a hacer cargo de algún barco, aceptando la oferta, pero estaba terriblemente equivocado, el seria un obrero más de su empresa.
El trabajo era duro para sus 65 años, y sus obligaciones eran cada día mayores y su sueldo era el mismo, a veces su hijo le entregaba dinero para compras de redes, víveres o repuestos de los barcos que había que efectuar, este anotaba sagradamente las platas que su hijo le entregaba.
Un día el padre le pidió que por favor le comprara una cocina ya que la que tenía se había echado a perder y no se podía reparar, ya que tu tienes camioneta y podrías transportarla a la casa, muy bien le dijo el hijo te la voy a descontar de tu sueldo, el padre asintió con la cabeza.
Un día el padre le pidió si podían conversar, el hijo asintió, el padre le dijo si le podía aumentar un poco el sueldo, viendo este que el hijo ganaba muy buena plata, este le contesto que tenia que pensarlo.
Ese día de pago en la empresa el padre descubrió que le estaba cobrando una cuota de más por la cocina que le había comprado, y le pregunto que porque le estaba cobrando esa cuota de mas, el hijo le respondió, que lo sentía pero que había sido un error, pero el padre descubrió que también le estaba descontando otros cargos que no correspondía, el padre nuevamente le consultó, el hijo burlonamente le dijo cómo quieres aumento de sueldo tengo que descontar esos dineros, el padre le acoto no es justo estos descuentos no corresponden.
Tratando de zafarse de la situación que se encontraba el hijo le pregunto, a ver veamos las platas que te he entregado le dijo, su padre había anotado todos los dineros que su hijo le había entregado y conservaba todas las boletas de las compras.
El padre le rindió cuenta de lo gastado, el hijo le respondió, no concuerdan con lo que yo te he entregado, yo te di más dinero del que tu me dices, el padre le respondió yo he anotado cada uno de los dineros que me has entregado, el hijo le replicó yo tengo en mi mente cada peso que te he entregado. Este contexto acuérdate que yo soy tu padre y no te voy a estar haciendo trampas con el dinero, lo siento le dijo el hijo pero aquí falta plata, el padre lo increpó diciendo me estas tratando de ladrón. Su padre lloraba por dentro su propio hijo lo trataba de ladrón, después que le había dado todo para que fuera un profesional, mas encima le pagaba una miseria y menos que cualquiera de sus obreros de su empresa.
Su mente se nublo y en un arrebato de furia y de pena, de muchas cosas que pasaron por su mente, dio vuelta la mesa en que estaban conversando y le dijo págame los días que de este mes que te he trabajado por que no trabajo más acá, su hijo le pago lo que adeudaba burlonamente, el padre tomó su dinero y se marchó a su casa, ese día la vuelta a casa fue tremenda, miles y miles de momentos de su vida pasaron por su mente, las lágrimas rodaban por sus mejillas, recordó todos los sacrificios, todas las noches frías de desvelos que tuvo que hacer para darle una educación, y al final con lo que le había pagado.
FIN
Este cuento tiene un refrán:
" CRÍA CUERVOS Y TE SACARÁN LOS OJOS "
JoBaMa.
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