Mina de Carbón
Mayo de 1879
El capitán de la Esmeralda Jonathan L Park, ordenó aferrar las velas menores, quitando lona al viento al aproximarse desde el sur weste a las cercanías del puerto de destino, Iquique, en la costa del Perú. El alerta de uno de los gavieros, arriba en la cofa del trinquete, señaló a una nave de guerra acercándose; era una corbeta cañonera que hacía señales de detener el barco. El capitán hizo fachear las gavias y el juanete del mayor y logró parar la vida del velero.Desde la corbeta, que izaba bandera chilena en el pico de mesana , luego de detenerse muy cerca, se desprendió una lancha que se dirigió hacia la Esmeralda. Un oficial de la marina chilena, con sable y pistola al cinto subió a bordo por la escala de cuerda y solicitó hablar con el Capitán. Este hablaba suficiente español para entender lo que el Teniente le conminó con la autoridad de un hombre de armas cumpliendo con su deber. La república de Chile estaba en guerra con la república del Perú y la de Bolivia y el puerto de Iquique estaba bloqueado por la escuadra chilena, por lo cual ningún barco comercial podía entrar al puerto. En días recién pasados buques de guerra de ambos países habían combatido en la rada de Iquique, resultando hundida una corbeta chilena con grandes pérdidas de vidas y una fragata blindada peruana se había varado en los bajos de Punta Gruesa. El oficial chileno reiteró que toda la zona era presa del conflicto bélico. El blindado peruano Huáscar, que había hundido la corbeta chilena Esmeralda, aún proseguía en su crucero de hostigamiento a los puertos chilenos de la costa del sur. El capitán de la Esmeralda, una barca de madera de cubierta corrida de 730 toneladas de propiedad de Ismay, Hismay y Co. con matrícula de Liberpool y bandera inglesa, una vez que el oficial chileno abandonó el velero y volvió a su nave, la cual partió de inmediato hacia el sur haciendo gran humo por su chimenea, mando cazar todo el velamen y ordenó hacer rumbo a Pisagua, otro puerto más al norte. Al cruzarse con un buque británico, este le advirtió que todos los puertos al sur de Arica estaban en pie de guerra. Esto ponía al capitán Park en un dilema. En las bodegas de la Esmeralda llevaba estibado un cargamento de 1.000 toneladas de carbón de piedra traído desde Newcastle, New South Wales, Australia. Para los países del cono sur de América, sobre todo en las costas del Pacífico, el carbón era la mejor fuente de energía, si no tal vez la única, para la naciente industria del salitre, del transporte ferroviario y las plantas desalinizadoras de agua de mar. Asimismo el carbón de piedra posibilitaba el uso del gas de alumbrado en las principales ciudades sudamericanas que pretendían adquirir la vida moderna del mundo civilizado europeo. Un cargamento de carbón traído por los grandes veleros de carga desde Europa por el Atlántico, doblando trabajosamente el peligroso Cabo de Hornos o desde Australia, surcando la temible latitud de los Cuarenta Bramadores en el Pacífico, en viajes directos desde hasta 90 días o más, se convertía en toneladas de oro negro. Las líneas de veleros franceses, ingleses y alemanes que lo traían en sus bodegas llegaban a la West Coast a buscar el oro blanco del salitre, que había reemplazado al guano de las islas Chinchas como el abono para hacer producir las tierras agrícolas europeas y así espantar el espectro del hambre que asolaba los campos agotados del centro de Europa. La barca Esmeralda de la White Star Line había zarpado de
South Shields con rumbo a Nueva Gales del Sur, Valparaíso, Pisagua e Iquique, llegaba con su cargamento de oro negro, para regresar a Inglaterra con el oro blanco extraído de las calicheras. Pero, primero, el capitán Park debía vender su carga. Al saber que los puertos de Bolivia y Perú al sur de Arica estaban bloqueados y en peligro bélico, decidió hacer rumbo al puerto del Callao, en Perú, tomando una ruta más al oeste, alejándose de la costa convertida en campo de batalla marítima. La barca, con todas sus velas cazadas, aprovechó las brisas y las corrientes hasta arribar a las alturas del Callao, marcadas por las aguas del rió Rimac al descargar en el mar. Esta vez se ordenó aferrar todo el velamen y esperó el remolcador que lo llevaría a los muelles. Primero apareció el vaporcito trayendo al piloto junto a las autoridades del puerto . Todos muy nerviosos y alterados, subiendo a bordo a certificar su nacionalidad y procedencia. Cuando el capitán de la Esmeralda aclaró por que estaba de arribada al Callao y que el motivo era el de vender el cargamento de carbón estibado en las bodegas, las sonrisas de alivio de las autoridades peruanas fueron evidentes. Cuando fueron avistadas las velas de la Esmeralda en las cercanías, habían pensado que se trataba de un buque de guerra chileno de la escuadra enemiga que vendría a atacar el puerto, lo que todos esperaban sucediera de un momento a otro. El capitán Park no contó que sí había avistado a gran distancia en el horizonte una flota de naves, seguramente chilenas, pero dejó bien establecido que su cargamento era de carbón de alta caloría, que no producía humo. Las autoridades navales del Callao llegaron prontamente a un acuerdo, aceptando el precio de Park puso a su cargamento y decidieron que la barca atracó a un muelle carbonero donde unos doscientos marineros de la armada peruana descargaron en cuestión de algunas horas el valioso cargamento. Justo al terminar las faenas de descarga, se dio el alarmante aviso de avistamiento de buques desconocidos, era la Escuadra chilena desplegada en formación de ataque.
Carbón de Piedra
Datos obtenidos de una narración de Henry Hands, aprendiz por 5 años en la White Star Line de Liverpool, que sirvió por 4 años y 8 meses en la Barca Esmeralda. El relato de los viajes de la Barca Esmeralda a las costas de Chile y Perú, fueron tomadas del libro The P:S:N:C: Magazine SEA BREEZES Nº 126 Volumen XIII de mayo de 1930. Biblioteca del Club de Modelismo Naval de Santiago.
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