Esta es la historia de Carlitos, un niño de corta edad, él no tenía padre, había fallecido cuando él era muy pequeño, lo había criado su madre en casa de su abuelo, cuando Carlitos tenía más o menos 12 años su abuelo falleció y sus cenizas fueron lanzadas al mar a orillas de el pueblo donde había nacido, el niño lo echaba mucho de menos y lloraba constantemente y murmuraba ¿ por que te fuiste abuelo y me dejaste solo?
Un buen día Carlitos entró al taller de su abuelo y empezó a recorrerlo lentamente, revisó las estanterías, los cajones del escritorio, miro las herramientas y de pronto divisó un baúl medio escondido, lo abrió y encontró viejas revistas como el Peneca, el Billiken, Okey, Barrabases y otras, también había un tanque a cuerdas y varios soldados, pero lo que más le llamó la atención fue un barco dentro de una botella, lo tomó y empezó a jugar con él, poco a poco sin darse cuenta se quedó dormido y empezó a soñar que sacaba este barco de la botella y al sacarlo de la botella aparecieron sobre la cubierta del barco unos pequeños marineros.
Habló uno de ellos que era el capitán, buenas tardes mi almirante, la tripulación del barco " Camila Estrella de Mar " está a su disposición, mande usted. El niño les contestó, tengo una misión para la tripulación, deseo que busquen y encuentren a mi abuelo que se encuentra en el mar y le digan que me encuentro muy solo y le echo mucho de menos, quiero que vuelva, el capitán del barco acotó: pero estamos muy lejos del mar, el niño dijo no se preocupen, yo pondré el barco en el rió y viajaran por el hasta llegar al mar, y así fue que Carlitos puso el barquichuelo en el rió y empezó a descender por el con destino al mar.
El pequeño barco parecía un pequeño palito en el gran rió. Navegaron todo el día y casi al anochecer divisaron apenas la desembocadura del rió. El capitán tomó una decisión de no salir al mar hasta el otro día ya que la visibilidad era muy precaria y ancló muy cerca de la desembocadura del rió.
A la mañana siguiente muy temprano el pequeño bergantín emprendió su salida al mar abierto, este estuvo a punto de zozobrar pero la pericia del pilotín pudo salvar el escollo esquivando las grandes olas.
De repente se escuchó la voz fuerte del capitán dando órdenes, izar velas, rumbo norte piloto, a su orden mi capitán contestó el piloto, el pequeño barco se escoró surcando el mar Pacífico.
El capitán se preguntaba cómo sabremos dónde encontrar a Don Manuel, ese era el nombre del abuelo de Carlitos, en ese inmenso mar, el capitán se acercó al contramaestre de abordo y le comento, como crees que sabremos donde se encuentra Don Manuel, es lo mismo que yo me pregunto le contestó el contramaestre, pero no tengo respuesta.
Siguieron navegando por muchos días más, apegados a la costa. Una fría mañana de neblina muy espesa donde no se veía más allá de unos cuantos metros, empezó una suave brisa que pronto se transformó en un gran temporal, las olas empezaron a pasar por encima de la cubierta del barco, la proa se hundía en el agua perdiéndose de nuestra vista, el barco se sacudía y crujía entero, las olas golpeaban incesamente el casco coronada por una fina espuma blanca, de repente estábamos en la cresta de la ola y después pasábamos entremedio de dos paredes inmensas de agua, casi tocando el fondo del mar, parece que volábamos. El piloto intentaba mantener la rueda del timón muy firme. Después de horas luchando contra el temporal, este se disolvió en un abrir y cerrar de ojos.
Después de recibir el mensaje de Don Manuel por intermedio de la sirena, el bergantín " Camila Estrella de Mar ", enfiló con destino al río, fue una vuelta placentera, los días en el mar fueron tranquilos, paso la rompiente donde se unen el mar con el río, y este lo recibió con un suave viento del oeste.
Ese día el niño jugaba a la orilla del río tirando piedras al agua, desde lejos vio acercarse a la pequeña embarcación, saltó de alegría, allá viene allá viene, el barco se acercó a la orilla y apareció el capitán, misión cumplida, dice su abuelo: Que está muy bien cuidado por sirenas, delfines, ballenas y estrellas de mar, que no te preocupes yo siempre estoy a tu lado para que no te pase nada, tienes que comprender que la vida al igual que todas las cosas tienen un principio y un fin, cierra los ojos e imagina que yo estoy a tu lado. Abraza a tu madre dile lo importante que es para ti, no esperes que sea demasiado tarde. Te quiero mucho mi nieto querido.
Cuando Carlitos daba las gracias a toda la tripulación formada en cubierta del barco, sobre la misión cumplida, sintió unas leves palmaditas en la espalda diciéndole Carlitos, Carlitos, ya es tarde es hora de tomar onces ( comida ) , le dijo su mamá en un tono muy suave. En sus brazos aprisionaba la botella con el barco en su interior, el niño algo confundido se refregó los ojos y miro el barco, en su cubierta había una pequeña estrella de mar que él no había visto antes de quedarse dormido. Se dijo hacia adentro, mi abuelo me la ha mandado. Abuelo te quiero mucho y nunca te olvidare, estaras presente en cada momento de mi vida, estarás en mis oraciones, cuando esté triste y cuando esté contento, cuando ría y cuando llore. Y al final de mis días diré que nunca te fuiste y estaré contento porque algún día me reuniré contigo.
Carlitos sonrió y corrió a su casa a tomar onces.
Autores
Jorge Baeza M ( JOBAMA )
y
Camila Aranguiz Baeza.
Contesto algunas preguntas de mis lectores.
Si, el cuento está inspirado en el río Maule y su desembocadura en la ciudad de Constitución.
El pueblo donde nació el abuelo de Carlitos es Iloca.
FIN